¿Qué pasará si mi hijo no recibe atención temprana?
Vivimos en el siglo XXI, en la era de la tecnología, las comodidades y la inmediatez. Todo lo que antes requería un enorme esfuerzo ahora lo podemos conseguir al instante apretando un botón: encender la luz, lavar la ropa, enterarnos de lo que pasa en la otra parte del mundo… Lo mismo con las enfermedades. Podemos fácilmente acabar con un dolor de cabeza, bajarnos la fiebre o cortar unos vómitos. Estamos acostumbrados a que el mundo funciona así, y cuando tenemos un problema, buscamos una solución «mágica», que lo arregle todo y lo arregle ya. Por eso, el mercado está, ahora más que nunca, saturado de falsos «productos milagro», como los sobres que prometen hacernos adelgazar, los suplementos que aseguran que nos harán tener memoria de elefante o las cremas que nos quitarán las arrugas de un plumazo. Y no faltan los productos «placebo», que nos hacen creer que estamos haciendo algo contra una enfermedad o síntoma, como la tos, los cólicos o un virus, mientras lo único que está ocurriendo es que el problema desaparece porque dejamos que el tiempo pase y la naturaleza siga su curso. Sin embargo, si seguimos tomando el producto hasta curarnos, le atribuiremos a éste nuestra mejoría. Creemos así habernos curado gracias al tratamiento, cuando sólo nos hemos curado durante el tratamiento. Con todo, mucho más peligroso es, por ejemplo, que se nos ocurra atiborrarnos a antibióticos para curar un resfriado, ya que podemos sufrir nocivos efectos secundarios.
La crianza de los hijos choca frontalmente con la filosofía de la comodidad y la inmediatez. Los bebés y niños pequeños son Sigue leyendo →