7 razones por las que no aceptar la etiqueta de «altas capacidades»

023 etiqueta altas capacidades 2Tienes una hija brillante. Todo el mundo está convencido de que tiene altas capacidades intelectuales (familia, profesores, amigos…). Incluso puede que ya la hayan sometido a una evaluación psicológica y haya obtenido una alta puntuación en un test de cociente intelectual. ¿Qué es lo mejor que puedes hacer por ella? Sin duda, lo mejor que puedes hacer por ella es NO ponerle la etiqueta de «altas capacidades». Y hay 7 buenas razones para ello:

1. Porque puede no ser cierto. Los tests de cociente intelectual son una «foto fija» de las aptitudes de la persona en un momento determinado, y no hablan de sus potencialidades y de su futuro desarrollo. Especialmente en edad preescolar, es muy posible que uno o varios alumnos sobresalgan en una clase por haber tenido un desarrollo madurativo más rápido (empiecen a hablar antes, se adapten antes al trabajo de clase…), pero que no presenten grandes diferencias al llegar los compañeros a los mismos hitos madurativos.

Asimismo, el psicólogo Robert J. Sternberg advierte que en el entorno escolar se suele evaluar sólo la inteligencia analítica, dejando de lado las otras inteligencias que él distingue, la creativa y la práctica, y que considera cruciales para el éxito del individuo. En este sentido, puso el ejemplo de una estudiante, «Alicia», que obtenía excelentes resultados académicos en el colegio y a quien los profesores veían como extremadamente despierta, pero que más adelante resultó tener apuros en secundaria por su falta de habilidad para crear ideas por sí misma.

2. Porque la etiqueta es engañosa. Como ya se comentó en un artículo anterior, los tests para evaluar las altas capacidades, entre los que tiene mayor peso el de cociente intelectual, excluyen por lo general a los niños con situaciones más desfavorables (peor status socioeconómico, en situaciones o riesgo de exclusión social, inmigrantes con bajo conocimiento del idioma, niños a quienes sus padres puedan dedicar menos tiempo…), y también dan de lado a la teoría de las inteligencias múltiples, ignorando los talentos innatos que no sean meramente académicos (artísticos, musicales, deportivos, sociales…).

022-inteligencias-multiples33. Por la estigmatización. No es ningún secreto que los «sabiondos» tienen más papeletas para ser victimizados por los compañeros, especialmente entre los que van más flojos en habilidades interpersonales. Ahora, incluso hay estudios que así lo confirman. Con una etiqueta permanente, pondremos al niño en el punto de mira permanentemente.

4. Porque aumentaremos innecesariamente su carga lectiva. Recuerdo muy bien mi único contacto directo con la etiqueta altas capacidades. Uno de los profesores de mi hijo mayor, que por entonces tenía 4 años, me dijo que «si detectáramos que puede tener altas capacidades intelectuales, te lo diríamos, para poder sacarle el máximo rendimiento». ¿El máximo rendimiento? ¿Como si fuera una herramienta o un coche? ¿A un niño de 4 años? Inmediatamente, mi mente se fue a la triste vida de los «niños prodigio» que deben pasar horas y horas aprendiendo guiones o preparando actuaciones mientras los niños de su edad hacen cosas como jugar o ser felices. Si realmente tiene altas capacidades, no necesitará interminables sesiones de pedagogía terapéutica o de estimulación, ya se estimulará por sí solo cuando en su interior se encienda la chispa del interés.

5. Porque los ponemos bajo una gran presión. Los niños de «altas capacidades», a menudo también de alta sensibilidad, son plenamente conscientes de que se les considera genios, y se sienten en la obligación de estar a la altura de lo que se espera de ellos. Además de las grandes dosis de estrés que les genera, fomenta la aparición del miedo al fracaso. Una investigación que recientemente ha circulado por las redes sociales puso de manifiesto que los niños, al recibir elogios hacia su persona y ser considerados genios, no se atrevían a emprender grandes retos ni a acometer tareas que no dominaran por miedo a fracasar, restringiendo su aprendizaje. Así, la etiqueta de altas capacidades intelectuales puede, paradójicamente, impedir el pleno desarrollo de unas altas capacidades intelectuales.

6. Porque aumentamos el riesgo de que les pongan, además, una etiqueta de las consideradas negativas, e incluso una discapacidad. Los últimos estudios sobre niños de altas capacidades o superdotados no se centran ya tanto en su identificación y potenciación de su talento, sino en los posibles trastornos que conllevan las altas capacidades.

La clave suele estar en que el rendimiento de estos niños se mira con lupa. En un niño no etiquetado, los altibajos académicos se consideran normales. En un niño de «altas capacidades», se puede llegar a diagnosticar síndrome de bajo rendimiento. Este bajo rendimiento es, muy a menudo, el resultado de la alta presión a la que se ven sometidos (o, quizá, se debe a que la etiqueta no estaba bien puesta).

Sin embargo, hay quien no se contenta con eso, e intentará diagnosticar un trastorno como Déficit de Atención-Hiperactividad (TDAH), Asperger o autismo leve con la excusa de la doble excepcionalidad. Según Wikipedia, «este término ha entrado recientemente en el léxico de los educadores para referirse a los niños que aúnan altas capacidades con algún tipo de discapacidad». Un estudio de 2012 considera «frecuente» esta concurrencia de don y trastorno, y otros destacados investigadores, como la española Raquel Pardo de Santayana, animan a los docentes a hilar muy fino para encontrar el trastorno escondido, al afirmar que, en estos niños, «su competencia cognitiva por encima de la media encubre y dificulta el diagnóstico de su discapacidad asociada». Con lo cual, resulta cada vez más fácil pasar de «altas capacidades» a «discapacidad».

7. Por el malestar que conlleva para el niño. Todo lo anterior influye en el estado de ánimo del niño y su autoconcepto. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Borgoña (Francia) halló que los niños considerados como de altas capacidades poseen una autoestima académica más baja que otros niños de su edad, sexo y curso, lo que resulta en una autoestima global más baja, y en una mayor puntuación en la escala de síntomas de depresión. Este estudio mete el dedo en la llaga al sugerir «la necesidad de verificar si se observan resultados similares en niños de altas capacidades que no asisten a clases especiales y en niños que aún no han sido identificados como de altas capacidades».

Otro estudio posterior, también de investigadores franceses, da por sentado que «es habitual que los niños de altas capacidades intelectuales -es decir, niños con un coeficiente intelectual igual o superior a 130- sean remitidos al pediatra o al neuropsiquiatra infantil por problemas socio-emocionales y/o bajo rendimiento escolar o inadaptación». Y, curiosamente, según los resultados de este estudio, estos problemas son independientes del grado de altas capacidades del niño. Es decir, no había más problemas cuanto más altas eran las capacidades de los niños estudiados. Esto da a entender que los problemas no están asociados a las altas capacidades en sí, sino más bien a la etiqueta de altas capacidades.

En conclusión, una vez más, acelerar los ritmos naturales de los niños (en este caso, para sacarles «el máximo rendimiento») conlleva más perjuicios que beneficios. Si tu hija es brillante, lo normal es que crezca hasta convertirse en una adulta brillante, aunque no reciba atención especial. Con su curiosidad por aprender, su espíritu de superación y su tenacidad, ya desarrollará sus capacidades cuando lo necesite. Por ahora, dejemos que viva una infancia feliz.

15 comentarios en “7 razones por las que no aceptar la etiqueta de «altas capacidades»

  1. Supongo que no habría tantos problemas si la escuela no fuera talla única, pero eso es trabajo y recursos…. A colación con de la etiqueta de altas capacidades, conozco otro caso, que aún teniéndola se sigue aburriendo soberanamente en clase, que no ha mejorado la situación tener la etiqueta…
    Como siempre muchas gracias por tus aportaciones!!!

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    • ¡Muchas gracias! Y toda la razón respecto a lo de la «talla única». Sé que hay muchos profesores haciendo esfuerzos para que esto cambie, trabajando con proyectos e individualizando la enseñanza en la medida en que el sistema se lo permite. Ojalá sus esfuerzos den sus frutos y contagien al resto de la comunidad docente.

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  2. La correcta y precoz identificación de los niños con altas capacidades es necesaria para proporcionarles la atención educativa que necesitan, que no es, ni mucho menos cómo se insinúa aquí, exprimirles intelectualmente ni cargarles de deberes. Ellos, sencillamente, tienen otro ritmo y otro modo de aprendizaje, y si no se les proporciona una atención adecuada, entonces si bajará su autoestima, se aburrirán, perderán el interés por aprender…. No encuentro razones para no aceptar una realidad, sea la que sea, y abordarla buscando el mayor beneficio de nuestros hijos. Pero claro, lo primero es entender que las altas capacidades no se asocian a «niños con problemas, ni depresivos, ni rareza»…..al igual que los trastornos del espectro autista (TEA), entre ellos el TDH, No son una DISCAPACIDAD.

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  3. De verdad que estoy alucinando de la de barbaridades que he leído. No me imagino el tipo de gente que puede rodear a ese niño que usted dice no etiquetar. La inteligencia y el talento no se esconden!! Le decimos a Rafa Nadal que deje la raqueta y disimule que le gusta la gastronomía?

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  4. Madre mía! la cantidad de desinformación que hay en un solo artículo.
    Creo que es el peor artículo con diferencia que leído sobre esta realidad.
    Equivalente a «No mediques a tu hijo si está malo, que los microbios son tan naturales como tu propio hijo y además todos los niños se ponen malos».

    Que burrada!

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  5. ¿Cómo se pueden decir tantas barbaridades en tan poco espacio y tiempo? Antes de hablar hay que informarse, pero no en cualquier sitio, sino en lugares serios. Por favor, dejen de hacer tanto daño a las personas con AACC.

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  6. Con qué liviandad habla la autora de la Condición de un Niño! Quisiera saber quien escribió semejante barbaridad y comunicarme con esa persona para que se retracte, y al propietario de la página que saque el artículo y corrija semejante falta de respeto. Se atreverían a hacer una nota similar con un Niño con Síndrome de Down o Autista? Quiero que me respondan los responsables

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  7. «Recuerdo muy bien mi único contacto directo con la etiqueta altas capacidades».Esto es lo único que me queda claro de toda la lista de mitos y prejuicios que componen esta nota. Es evidente que no tienes ni idea de lo que vive, siente y pasa una persona con Superdotación (o Altas Capacidades, cómo prefieras). No es una «etiqueta», no es una «patología», es una codición normal dentro de la diversidad de los seres humanos. Antes de hacer daño: infórmate y fórmate!

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  8. Me parece que antes de escribir un artículo sobre un colectivo tan vulnerable como son los niños con altas capacidades se deben leer artículos y libros serios sobre el tema, informarse y formarse. Cada una de las afirmaciones que se hacen en este artículo es una auténtica barbaridad; están basados en estereotipos y la falta de conocimientos sobre el tema. La mayor parte de los problemas y dificultades a los que tienen que enfrentarse los niños con altas capacidades se producen por la falta de atención educativa acorde a sus características y necesidades; la falta de formación del profesado y los profesionales que deberían atenderlos; y la incomprensión y estereotipos que aún perviven en el entorno social. Artículos como éste no contribuyen,desde luego, a mejorar su situación. El que se llame «sabiondos» a los niños de altas capacidades tampoco. Soy madre de dos de ellos, sé muy bien de lo que hablo.

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  9. Todos esos aspectos negativos que usted alude en este artículo no se suceden por «etiquetar» a un niño de altas capacidades sino por no atender adecuadamente sus necesidades, las que el niño reclama.
    Infórmese antes de escribir más porque hace mucho daño con estos artículos a la hora de reclamar nuestros derechos.

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