Lactancia en tándem: ¿Quién tiene más que perder, el pequeño o el mayor?

lactancia-tandemCuando aún estamos lactando y llega un nuevo embarazo, la mayoría de nuestros allegados (y algún que otro médico) nos urgen a destetar cuanto antes porque «es malo para el bebé», «te puede provocar un aborto», «el mayor le quitará la comida al pequeño» o «si esperas más tiempo para destetar, le cogerá celos a su hermanito». Todos estos mitos tan extendidos, ¿tienen una base científica? A la hora de la verdad, ¿quién tiene más que perder, el pequeño que se desarrolla mientras toma el pecho su hermano mayor? ¿O el mayor que es destetado involuntariamente coincidiendo con un acontecimiento vital tan importante como la llegada de un hermano pequeño?

¿Qué opinan los científicos? ¿Recomiendan o desaconsejan la lactancia en tándem?

Desafortunadamente, la lactancia en tándem es un asunto sobre el que todavía hay pocos estudios científicos. Sin embargo, con la evidencia existente, destacadas sociedades médicas se han mostrado a favor, mientras que ninguna se ha pronunciado en contra. La Asociación Americana de Médicos de Familia fue pionera en realizar una declaración pública manifestándose a favor de la lactancia en tándem: «Si el embarazo es normal y la madre está sana, la lactancia durante el embarazo es decisión personal de la mujer». En 2014, la Sociedad Italiana de Medicina Perinatal publicó su posicionamiento a favor, afirmando que «los datos actualmente disponibles no respaldan que se desaconseje rutinariamente la lactancia durante el embarazo». Más recientemente, la Asociación Española de Pediatría también ha expresado su apoyo a la lactancia en tándem, y la base de datos online E-Lactancia, coordinada por el Dr. José María Paricio (ex-presidente del Comité de Lactancia Materna de la AEPED) afirma, con bibliografía científica, que, «en general y en especial en países desarrollados, la lactancia, aún suponiendo un mayor gasto energético, se considera compatible y sin riesgos en un nuevo embarazo».

¿Qué tiene que perder el pequeño si no se desteta el mayor?

1. ¿Hay mayor riesgo de aborto? Una revisión de bibliografía científica de Pinos, Ramírez y Hernández publicada en la revista Enfermería Docente en 2013 apunta que «no se han encontrado diferencias significativas en la tasa de aborto entre las embarazadas lactantes con respecto a la población general», y que, asimismo, «no se ha publicado ningún caso de aborto o parto prematuro provocado por la lactancia». El mismo documento indica que «la estimulación de los pezones durante la lactancia aumenta la producción de contracciones uterinas, pero son de poca intensidad y ceden automáticamente cuando el hermano deja de mamar».

La única contraindicación para la lactancia durante el embarazo es la amenaza de aborto o parto prematuro, en cuyo caso, «hay que individualizar y valorar el destete», según la AEPED. Con todo, la Sociedad Italiana de Medicina Perinatal matiza que «se debe extremar la precaución en mujeres en riesgo de parto prematuro basándonos en el riesgo hipotético, aunque no existen pruebas científicas de que la lactancia pueda desencadenar el parto por provocar contracciones uterinas». El equipo médico de E-Lactancia añade que «en caso de amenaza de aborto o de parto prematuro, teóricamente, conviene observar si los picos de oxitocina debidos a la lactancia provocan contracciones uterinas que hagan prudente la suspensión temporal de la lactancia». A modo de orientación práctica, la revisión bibliográfica anteriormente citada apunta que «la oxitocina produce similar efecto sobre el útero durante el orgasmo, por tanto, si no están contraindicadas las relaciones sexuales, tampoco la lactancia».

2. ¿Puede afectar al crecimiento y desarrollo del feto? La lactancia durante el embarazo no influye en el tamaño y desarrollo fetal. La Sociedad Italiana de Medicina Perinatal es tajante: «No hay pruebas que indiquen que la continuación de la lactancia durante el embarazo pueda causar restricción del crecimiento intrauterino, especialmente en mujeres de países desarrollados». En la misma línea se pronuncia la revisión bibliográfica de Pinos, Ramírez y Hernández: «El solapamiento de embarazo y lactancia no afecta negativamente al desarrollo fetal».

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La falsa creencia de que la lactancia afectará al desarrollo del feto se sustenta, según E-Lactancia, en estudios realizados en zonas desfavorecidas económicamente de países subdesarrollados o en vías de desarrollo. «Muchos de estos trabajos son antiguos y [sus resultados] no se han podido reproducir», concluyen, por lo que consideran que la lactancia durante el embarazo es segura, especialmente en países desarrollados.

3. ¿El mayor le «quita» el alimento al pequeño? En ningún caso. La naturaleza es sabia y, durante el embarazo, el organismo de la madre prioriza al que más recursos necesita para desarrollarse, que es, a su vez, el más indefenso. Por eso, según apuntan Pinos y sus colaboradores, «se produce una disminución en la producción de leche durante el tercer y el cuarto mes de embarazo, debido a la interacción de las hormonas del embarazo con las de la lactancia». Además, se ponen en marcha mecanismos naturales que pueden alentar al mayor a destetarse: «hacia la mitad de la gestación se produce un cambio en el sabor y composición de la leche, asemejándose al calostro. Esto puede llevar al destete natural por el rechazo del niño a los cambios producidos», añaden.

Tras el parto, desaparecen las limitaciones en la producción, ya que el recién nacido necesita leche materna en grandes cantidades. Esta ausencia de mecanismos restrictivos naturales, unida al impacto emocional del nacimiento del pequeño, hacen prácticamente imposible el destete espontáneo del mayor una vez que ha nacido el pequeño. Sin embargo, con eso y con todo, el mayor tampoco le quitará el alimento al pequeño en esta etapa. La Asociación Española de Pediatría asegura que «amamantar a ambos hermanos tras el nacimiento del nuevo bebé es posible, ya que la producción de leche se adapta según la demanda».  El artículo científico Breastfeeding more than one: multiples and tandem breastfeeding explica cómo ocurre esto: «En estas situaciones [de lactancia en tándem], el principio de producción de ‘oferta y demanda’ de la lactancia es un mecanismo compensatorio. Garantiza la disponibilidad de cantidades adecuadas de leche humana, independientemente de cuántos niños sean amamantados». Así, el mayor no sólo no le quita el alimento al pequeño, sino que el hecho de que siga lactando garantiza una producción abundante de leche para el recién nacido sin apenas esfuerzo por su parte, por lo que, en la práctica, lo que suele constatarse es que los pequeños tienen menor pérdida de peso fisiológica tras el nacimiento y atraviesan menos «crisis de lactancia».

¿Qué tiene que perder el mayor si se le desteta por la llegada del pequeño?

1. Los beneficios de la lactancia materna. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia exclusiva hasta los 6 meses y en combinación con otros alimentos hasta los 2 años. Si el niño es menor de 2 años, se entiende que la interrupción de la lactancia está desaconsejada y trae más riesgos que beneficios. La Asociación Americana de Médicos de Familia alerta de que, «si el niño es menor de 2 años, dicho niño tendrá mayor riesgo de contraer enfermedades si se le desteta». La lactancia sigue teniendo beneficios para la salud y en el plano emocional pasados los 2 años, por lo que retirarla supondrá siempre una pérdida en aspectos tan diversos como la inmunidad, conciliación del sueño, alivio del dolor, hidratación, desarrollo dental o gestión de rabietas, entre otros. Además, serán más limitados los beneficios acumulativos de la lactancia que menciona la AEPED, que son mayores a mayor tiempo de lactancia.

2. Su principal elemento de consuelo. Especialmente en los niños más pequeños, es muy probable que el destete se produzca antes de que el niño esté madurativamente preparado para ello, e incluso de que sea capaz de entender explicaciones sobre lo que está ocurriendo. Por lo general, a la edad que tienen los niños amamantados cuando llega un nuevo embarazo, el pecho no es tanto una fuente de alimentación como un elemento de consuelo y seguridad emocional, por lo que destetar a estas edades no sería tan sencillo como sustituir tomas de pecho por tomas de biberón (como sí podría funcionar con bebés de pocos meses). En esta etapa del desarrollo, el destete vendría a equivaler a la retirada del chupete o de un objeto transicional (mantita, peluche o cualquier otro del que el niño no se despegue). A esto hay que sumar que, probablemente, la madre tampoco sea partidaria de destetar, por lo que el proceso se hace aún más doloroso. En palabras de Pinos, Ramírez y Hernández, «el destete indeseado, en la mayoría de los casos, supone una frustración tanto para la madre que desea continuar con la lactancia materna como para el hijo que es privado de ella».

3. Una gran ayuda emocional para afrontar la llegada del bebé. El nacimiento de un nuevo hermanito supone un acontecimiento vital de extrema importancia para un niño pequeño. Este tipo de acontecimientos vitales suponen un alto impacto emocional y una fuente de estrés para el niño, que puede incluso verse temporalmente afectado en aspectos de su desarrollo madurativo, como el control de esfínteres. La lactancia materna funciona en estos casos como mecanismo de amortiguación del impacto emocional que sufre el niño, evitando así la aparición del perjudicial estrés tóxico y transformándolo en un estrés tolerable, que pasará sin mayores consecuencias. Así lo corrobora la Asociación Americana de Médicos de Familia: «Seguir amamantando durante el embarazo y tras el parto del nuevo niño (lactancia en tándem) puede ayudar a suavizar la transición para el hijo mayor en el plano psicológico».lactancia-tandem2

¿Cuál es entonces el mayor problema de la lactancia en tándem?

Así pues, la lactancia en tándem no supone ningún peligro para el pequeño (exceptuando los embarazos de mayor riesgo), y es el mecanismo ideal para ayudar al mayor a sobrellevar un acontecimiento vital tan importante como la llegada de un hermanito. Claramente, en circunstancias normales, la lactancia en tándem es la mejor opción para los niños. De optar por la lactancia en tándem, ¿cuál será la parte que resulte más perjudicada? La AEPED lo advierte con claridad: «El principal problema de la lactancia en tándem puede ser la sobrecarga materna ante las demandas de ambos niños y los sentimientos encontrados que le puede producir amamantar al mayor». Sin duda, se trata, una vez más, de los mecanismos naturales que se ponen en marcha a la hora de proteger al más pequeño, y que, en su mayoría, pasan por despertar en la madre la voluntad de destetar.

Así pues, la madre que desee optar por la lactancia en tándem, debe ser consciente de los obstáculos que encontrará por el camino y que no tendrá más remedio que superar para llegar a buen puerto:

1. Hipersensibilidad en los pezones durante el embarazo. La hipersensibilidad en los pezones que acompaña al embarazo puede ser muy molesta a la hora de dar de mamar, especialmente hacia el final de la gestación, cuando la producción láctea se ha reducido y el niño succiona de forma más insistente para intentar que salga más leche.

2. Necesidad de energía extra. La lactancia durante el embarazo y la necesidad de producir leche para dos niños tras el parto hacen que la madre tenga mayores necesidades calóricas por su «mayor gasto energético», en palabras del equipo de E-Lactancia. Sin embargo, y como contemplan Pinos y sus colaboradores, «el desgaste físico que sufre la embarazada lactante no supone una diferencia cuantiosa en cuanto a salud con un embarazo cualquiera. La lactancia y el embarazo no representan un mayor esfuerzo metabólico para la madre que un embarazo gemelar». Después del parto, la sensación de agotamiento será mayor, aunque más por la atención a dos niños pequeños (uno de ellos en pleno reajuste emocional) que por la lactancia del mayor en sí. Para superar esta dificultad, es imprescindible que la madre no descuide su alimentación pese al ajetreo que supone la crianza de dos niños tan pequeños.

3. Rechazo a la lactancia del mayor. Suele suceder que, aunque la madre esté convencida de continuar con la lactancia en el embarazo y después en tándem, sienta en algunas ocasiones un rechazo involuntario cuando el mayor se encuentra en el pecho. Este fenómeno se llama agitación del amamantamiento y es muy frecuente al amamantar al mayor durante el embarazo o cuando el pequeño ya ha nacido, especialmente en los momentos de mayor agotamiento. En esos momentos, la madre siente una necesidad irresistible y urgente de que el niño deje de mamar que no obedece a ningún motivo racional, sino a una especie de «impulso eléctrico», según lo describen las madres. Afortunadamente, esto no suele ocurrir todas las veces que el mayor mama, y a veces desaparece tal y como ha aparecido. En casos más persistentes, existen herramientas para gestionar la agitación, o ésta desaparece con la negociación de una reducción de las tomas.

Esta serie de dificultades físicas y emocionales convierten a la madre en la parte más vulnerable del tándem. Por ello, necesitará toda la ayuda y apoyo que se le pueda dar. Y es algo que los sanitarios ya sabían hace más de 20 años: «La falta de tiempo por el aumento del número de lactantes, las dificultades físicas y emocionales asociadas a cuidar de más de un niño pequeño, y la falta de apoyo social generalmente suponen mayores obstáculos que la incapacidad del organismo materno de producir leche para todos los niños».

En estas circunstancias, y si tenemos dudas, lo más recomendable es acudir a los grupos de apoyo a la lactancia y conocer de primera mano las experiencias de las madres que están amamantando durante el embarazo o en tándem: cómo se organizan, cómo es su día a día, cómo hacen frente a las dificultades y, sobre todo, cómo se sienten. Porque, a pesar de las dificultades y el agotamiento, prácticamente todas las madres que han optado por la lactancia en tándem coinciden en que es una experiencia que merece la pena vivir, aún más intensa que la lactancia convencional, que crea una complicidad especial, y que es una forma única de establecer y reforzar el vínculo entre unos hermanos que se acaban de conocer y que prácticamente sólo disponen del contacto físico para comunicarse entre sí.

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2 comentarios en “Lactancia en tándem: ¿Quién tiene más que perder, el pequeño o el mayor?

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